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Michelle Vasco Campoverde
Aprovechando su reciente visita a Ecuador, los miembros de ECUVYAP tomamos un café con Mélanie Riofrio Piché: Secretaria General del CIAM en Madrid, primera mujer designada por Ecuador para la lista de árbitros CIADI, y joven ejemplo como una ecuatoriana-canadiense haciendo una gran carrera en arbitraje internacional. Quisimos conversar con ella sobre tips, recomendaciones y consejos para quienes estamos interesados en el arbitraje local e internacional, desde su experiencia como abogada graduada en el Ecuador que labró un camino exitoso en una rama tan competitiva.
Entre tazas de té y café, alrededor de una mesa oval, diez pares de ojos miraban abiertos y atentos a nuestra invitada. Iniciamos la conversación con la contundencia que suelen tener las frases finales: “aprendan a no tener miedo”. Con esto, Mélanie comenzó el relato de sus experiencias y nos habló sobre ‘tocar puertas’, es decir, no tener miedo de hablar con quienes tengamos interés de conocer y buscar consejos de quienes admiramos. “You can´t be what you can´t see” nos dijo, haciendo referencia al valor de estos acercamientos para encontrar referentes que nos ayuden a direccionar nuestras carreras. Inevitablemente tratamos la importancia de encontrar un ejemplo de ejercicio profesional, e incluso de estilo de vida, que nos inspire y que nos ayude a guiar nuestros pasos. Tener mentores es una enorme ayuda en nuestras carreras; pero ¿cómo y dónde podemos encontrarlos? “Hay varios programas de mentorías disponibles en arbitraje internacional (por ejemplo, el ICCA Mentoring Program), pero la forma más sencilla es llamar a la puerta de la persona que quieren conocer. No tengan miedo de contactarlos”, enfatizó. “El ‘no’ ya lo tienen. Probablemente unos no contesten o digan que no tienen tiempo. Pero seguro alguien estará dispuesto a compartir su experiencia y darles sugerencias. Esa información y cúmulo de experiencias serán de gran ayuda para forjar su propio camino”. Esto aplica para dar los pasos necesarios para entablar conversaciones con diversas personas, escuchar opiniones y pedir guía, pero también para subirse al tren de la oportunidad cuando llega, con miedo al cambio quizás, pero sin detenerse ante él.
Ahora, ¿cómo no estrellarse? Mélanie nos aconseja “conocer nuestras debilidades y fortalezas” y, conociéndolas, no tener miedo a los cambios. “You have to think big” nos dijo, “puedes ser y hacer muchas cosas, los límites nos los ponemos nosotros mismos”. Cuando una puerta se cierra, hay que buscar otras. Llegados a este punto, tomamos el camino natural de hablar de networking, hacer conexiones. Nos dio un tip importante: diversificar el target. En ocasiones tenemos la tendencia de acercarnos solo a los ‘grandes’, cuando los contemporáneos pueden brindar más oportunidades de entablar una relación, lo que probablemente abrirá puertas y brindará oportunidades. Mélanie anima “mucho a los jóvenes a acercarse a quienes ya tienen un camino recorrido” pero acota que “no importa en qué proporción, quienes solo han recorrido un tramo, mañana lo habrán doblado. Cada persona es un mundo y de todos se aprende”.
Luego, conversando sobre conferencias y eventos de arbitraje, nos animó a diferenciar entre amigos y conexiones profesionales. Al respecto, aclaró que, en cuanto a eventos, programas y oportunidades de tipo laboral “pensaría en cómo hacer que se vea mi talento, en cómo muestro mi trabajo. Hacer amigos surgirá de forma natural, pero el que vean tus capacidades es algo más difícil de conseguir”. El networking permite visibilidad, es la primera puerta. El siguiente paso es demostrar nuestra valía. “Yo animo mucho a los jóvenes a involucrarse en proyectos y en organizaciones donde se pueda ver la calidad de su trabajo”. Le dijimos a Mélanie, entre risas, que muchas veces los proyectos en los que trabajamos o nos involucramos son honoríficos. Bromeamos un poco porque nos identificamos: ECUVYAP es una organización de voluntarios. Los miembros del Comité Ejecutivo trabajamos para esta comunidad en nuestro tiempo libre –si no lo tenemos, lo conseguimos–.
Mélanie nos dio la razón y una explicación inspiradora de por qué las cosas voluntarias, las que se hacen por cariño y gusto a esta materia, o incluso por estrategia, si bien no siempre son remuneradas, acaban siendo enriquecedoras y, a la vuelta de la esquina, abren puertas. “El mejor asset que tienes es tu trabajo. Busca las oportunidades de mostrarlo. Muchas veces la mejor –o única– manera de hacerlo es el trabajo ad honorem, que no rinde réditos económicos directos, sino que proporciona “capital simbólico”. Las conocidas ‘horas de vuelo’, experiencias, relaciones, aprendizajes que enriquecen nuestras capacidades y generan oportunidades. Sobre este punto, “muchos esperamos que nos ‘caigan’ las oportunidades, pero tenemos que aprender a crearlas. “Un claro ejemplo de ello es lo que están haciendo ustedes ahora en ECUVYAP, por lo que los felicito. Están creando una comunidad, generando espíritu crítico y ayudando a muchos jóvenes a quienes les interesa el arbitraje”. Los atentos diez pares de ojos se tornaron sonrientes.
Le preguntamos a nuestra invitada, ya que hablábamos de oportunidades ¿cómo conseguirlas en esta rama tan retadora? “Me ha ayudado mucho ser generosa, es decir dar antes de pedir”. En este sentido, nos guio compartiendo lo que ha aplicado en su carrera: “crear las condiciones que hagan que las cosas caigan por su propio peso”. Un ejemplo concreto de ello fue que, antes de postular para ser coordinadora para el foro de árbitros jóvenes de la Cámara de Comercio Internacional (ICC YAF), Mélanie fue voluntaria para ayudar a los que en ese tiempo eran coordinadores. “Cuando llegó la hora de presentar mi candidatura para ICC YAF, pesó mucho esa experiencia. Ya me conocían y habían visto mi trabajo. De hecho, mi primer nombramiento como árbitro fue de la CCI poco tiempo después de finalizar mi mandato”. Es decir, si participamos en actividades voluntarias, concursos, iniciativas de investigación, publicación de artículos, iremos creando las condiciones para que, si buscamos tocar la puerta de alguna de las personas u organizaciones que están detrás, podamos mudar el ‘voluntariado’ por los pasos para comenzar una carrera profesional. Al respecto “la carrera en arbitraje es de resistencia, no de velocidad. Cosechas lo que siembras. Cada piedra que pones va construyendo, va sumando”.
Pensando en el abanico de posibilidades, en todas las iniciativas que se puede tomar, quisimos saber su punto de vista sobre las caídas, los malos momentos. Sabemos que ser asistente, aprendiz o simplemente nuevo en un camino laboral –y en el arbitraje– no es fácil. Así que le preguntamos sobre su forma de sobrellevarlo. “Trato de ser eficiente con mi tiempo; no malgastarlo lamentándome o sintiéndome mal, sino emplearlo en encontrar soluciones ante los problemas o dificultades que van surgiendo y siempre sacándole partido a las situaciones difíciles, es decir, aprendiendo de ellas”. Cierto, pero por momentos, difícil de alcanzar, pensamos. ¿Cómo no dejarse llevar por los efectos de un tropiezo?
Mélanie cree que para esto “es importante tener un equilibrio personal, profesional, psicológico y emocional. Si centras tu vida solo en lo laboral, es más difícil ser resiliente y poner los momentos difíciles en perspectiva. Una vida equilibrada, familia, amigos, otras actividades, ayuda mucho a relativizar. Por ejemplo, al final de un mal rato en el trabajo, habrá uno maravilloso en casa”. Cuánto aprendimos solo con esta frase. Muchas veces las ideas al puro estilo Suits nos llevan a asumir que el éxito se mide solo con las metas profesionales, sin notar que, para alcanzarlas, hay que centrarse en todos los ámbitos que componen nuestras vidas, lograr el equilibrio.
Inspirados por la revelación de que las carreras en arbitraje no son sólo lo que asumimos, quisimos saber qué otros caminos se pueden seguir para llegar a Roma. Partimos del ejemplo que solemos tener más ‘a mano’: los grandes abogados de las partes en un caso. Mélanie nos comparte que hay varias formas de ejercer nuestra profesión en arbitraje. “Hace diez años se llegaba casi que por casualidad. Hoy, a quienes les gusta esta rama pueden empezar desde cero y labrar un camino direccionado. Existen varias maneras de formar parte del mundo arbitral: ser abogado de una parte, sí, pero también está el secretariado arbitral, ser árbitros, miembros de una institución arbitral o partes de una institución estatal como la Procuraduría General del Estado. También se puede trabajar con terceros financiadores de demandas, supervisando el desarrollo de los casos o su aceptabilidad, o ser peritos”. Todos estos caminos tienen una visión y participación con sus propios matices.
Finalmente, vimos que el tiempo que Mélanie generosamente podía compartir con nosotros estaba llegando a su fin, por lo que quisimos pedirle un último tip que fuera aplicable a todos los caminos que acabábamos de explorar. Nos dijo: “Aprendan bien materias sustantivas de derecho”. No pudimos sino acordar que el arbitraje no deja de ser un procedimiento, pero los casos aplican temas sustanciales de diversa naturaleza. También nos sugirió tomar cursos de finanzas y aprender bien el cálculo de daños; pues ayudará a desarrollar un “business sense” que, desde su punto de vista, es fundamental en arbitraje. “Es importante proyectarse en las decisiones que tomen ahora sobre qué aprender y dónde ganar experiencia”.
No podríamos haber pedido una mejor forma de cerrar la charla. Entre abrazos y fotos, nos despedimos de Mélanie con inmensa gratitud y grandes aprendizajes. Qué importante y revelador poder conversar con quién ha recorrido el camino como ella y transmitir lo aprendido con quien nos lee. Resulta inspirador poder compartir experiencias con personas que consideramos referentes en el mundo del arbitraje. ¡Qué bueno puede ser tocar puertas!
